CUANDO HAY FAMILIARES EN EL MISMO GRUPO

por Judith C. de Gárrett

Como regla general, es mejor que los miembros de una familia no estén en el mismo grupo. Aun en una familia "funcional," (si tal cosa existe) es normal tener conflictos y problemas familiares. Cuando enfrentamos nuestros problemas en un grupo de Vencedores, es lógico que muchos problemas, si no la mayoría, que cualquier persona tiene sean con los que más le importan. Si uno habla de un problema o un conflicto familiar con un pariente presente, puede causar problemas tanto para éste como para uno mismo.

La tentación de ser o demasiado leve o demasiado grave en presentar la situación es real. Por un lado, uno puede no querer lastimar ni exhibir a su familiar, y por ende no logra tratar el problema. O puede temer la reacción del otro frente a lo que sea compartido. Por el otro lado, a veces alguien quiere vengarse en la reunión, exhibiendo al otro con gusto.

Pero, ¿qué hacemos cuando hay un solo grupo disponible? ¿Asiste sólo uno? ¿No asiste nadie? Lo mejor que podemos hacer en estos casos es asistir juntos y compartir con honestidad. No es ideal, pero es la mejor opción en estos casos. Si optan por meterse al mismo grupo dos o más miembros de una familia, hay maneras de participar sin causar más problemas.

Primero, no deben de reaccionar ni discutir en la reunión. Segundo, deben hacer un pacto que nunca saquen de la reunión cosas que salieran en ella. No deben quejarse ni discutir lo que pasó en la reunión. Es difícil, pero es sólo seguir las misma reglas del grupo. Si tienen el compromiso de recuperarse, pueden aprender a "tomar lo que les guste y dejar lo demás," tanto de los otros compañeros como del familiar.

Adicionalmente hay que recordar que, aunque todos los miembros de una familia aparentemente han vivido las mismas experiencias familiares, la percepción de estos eventos es diferente para cada uno. Un evento que ha dominado la vida de uno pueder habérsele olvidado a otro por insignificante. En un momento dado, uno puede sentirse responsible de sus hermanos, por ejemplo, y los hermanos nunca se dan cuenta. La negación también hace que algunos no recuerden lo que fue obvio a otros. Es importante recordar que uno no está ni inventando ni mintiendo ni exagerando el asunto, y el otro no está fingiendo. Simplemente está comentando su propia realidad cada uno, la cual puede ser totalmente diferente de la realidad de su pariente.

Si no es posible aguantar escuchar lo que comparte el familiar, hay otra opción. Los dos pueden asistir al mismo grupo, pero cuando uno de ellos habla, el otro sale. Así, pueden tener la libertad de compartir sin sentirse limitados, y no corren el riesgo de lastimarse ni enojarse. Se debe salir cada vez que el otro habla, para no siempre estarse preguntando, "¿qué estará diciendo de mí?" Al salirse, debe de pensar que sólo está respetando al otro y no en lo que esté comentando. También es posible tratar únicamente asuntos generales y no familiares en la reunión y tratar los familiares con los padrinos. En este caso es sumamente importante hablar frecuentemente con el padrino.

De cualquier manera, es mejor que busquen la recuperación y la madurez de soportar la incomodidad mientras la consiguen. Hay parejas y padres e hijos que han logrado recuperarse en el mismo grupo. Hay ventajas, también, en estar juntos. No hay gusto mayor que ver cuando un ser amado de da cuenta de algo que le ayuda a seguir adelante. Estos momentos valen mucho más que nos ha costado aguantarnos en una reunión. Es una oportunidad para mostrar respeto, amor, comprensión y perdón a nuestros familiares. Si dependemos de nuestro Poder Superior, él nos ayuda en el proceso para que podamos encontrar la recuperación a pesar de las incomodidades e inconveniencias.