VENCEDORES Arriba     Guia

EL APADRINAMIENTO
por Judith C. de Gárrett

El concepto del apadrinamiento es muy viejo. Llámese lo que se llame - tutor, asesor, padrino, mentor, etc. - la idea de que una persona con más experiencia en una área ayude a otra con menos experiencia es muy útil. Sobre todo, en el área espiritual, el tener una persona con quien contar es de mucha bendición. En la Biblia tenemos grandes ejemplos: Elías era mentor de Eliseo, Jesús de los discípulos, Pablo de Timoteo, etc.

A veces, en el mundo moderno es un poco difícil encontrar a un mentor o padrino adecuado. Aun en la iglesia, todos estamos tan ocupados que no nos atrevemos a buscar el apoyo de alguien. Sin embargo, sabemos que en VENCEDORES, podemos y debemos buscar a un padrino o a una madrina que nos ayude a seguir el proceso que nos corresponde. A veces pediremos ayuda o consejos. Otras veces buscaremos nada más que nos escuche. De todos modos, una relación tan íntima nos bendecirá, tanto al ahijado como al padrino.

¿Por qué necesitamos a un padrino? Las reuniones son de mucha bendición y nos sirven mucho para expresar nuestros sentimientos y pensamientos. Sin embargo, a veces sería inconveniente mencionar ciertas cosas frente al grupo. Quizás el problema afecta a otro (dentro o fuera del grupo) y no queremos perjudicarlo. Además, a veces necesitamos una reacción directa que pocas veces se da en la reunión. Es muy factible que ocasionalmente necesitemos más tiempo para platicar de un asunto que el que nos toca en una reunión. Además, hay muchos días entre reunión y reunión y tendremos necesidades en esos días.

El padrino no nos solucionará ningún problema. Él es uno en proceso también. Sin embargo. él podrá escucharnos y servirnos de espejo de una manera especial. Aparte, nos llegará a conocer tan bien que se podrá dar cuenta de patrones en nuestras acciones que ni nosotros mismos podemos ver. Verá que ciertas situaciones nos causan predeterminadas reacciones, y nos las ayudará a ver; también nos ayudará a aprender a reaccionar mejor.

¿Quién debe ser mi padrino? Hay ciertas calificaciones.

1. Debe tomar en serio su propio programa de recuperación.

2. Debe poder reírse de sí mismo.

3. Debe dar prioridad a su relación personal con Dios.

4. Debe ser honesto, tratando constantemente de encarar su negación.

5. Debe querer ayudar a otros.

6. Debe poder escucharte sin tratar de cambiar tu realidad. (Ejemplo: Una madre siempre nos dice, "No es para tanto," o " No debes de sentirte tan mal." Está tratando de mejorar nuestro ánimo, pero lo que pasa es que nos sentimos peor. No importa si tenga razón o no. Lo que necesito es que alguien me escuche y acepte mis sentimientos tal cual. A lo mejor, no es para tanto, pero si me siento mal, quiero que alguien me diga, "Esto ha de dolerte mucho," o "Siento que te sientas mal." Esto me dice que me ha escuchado y que le importo.

7. Debe poder dejar que progreses a tu propio ritmo. Un buen padrino te escucha, confronta tu irrealidad y te ayuda a moverte según tu necesidad, sin apurarte ni permitir que te pares.

8. Debe tenerte compasión y no lástima. Te apoya, no te hace sentir más desesperado.

9. Debe demostrar responsabilidad y honestidad. Compartirá contigo sus propias luchas y fracasos actuales.

10. Debe darte sugerencias sin dar consejos no solicitados. Dará sugerencias cuando tú se las pides y no se molestará si no haces lo sugerido.

11. Debe ser una persona de tu mismo sexo. La relación con el padrino es sumamente íntima. En la relación de un hombre y una mujer, el paso entre una relación abierta, cariñosa, honesta, segura y fuerte, y una sexual es muy corto. Por eso no tenemos padrinos del mismo sexo. Tener relaciones sexuales con el padrino o madrina se llama el treceavo paso, y ¡es el único Paso que se debe evitar a toda costa! 15

En el principio ningún grupo va a tener muchos miembros con experiencia en el programa. Si este es el caso, se pueden servir dos personas como "co-padrinos," o sea, se apadrinan mutuamente.

Cuando escojas un padrino, busca a alguien con quien te identifiques, alguien que tenga tu mismo estilo, tus maneras de pensar, relacionarse y amar. Cuando lo invitas a ser tu padrino, no te mortifiques si te dice que no puede. No es algo personal; él también está en proceso, y sabrá a cuántos ahijados puede ayudar en un momento dado. Si no puede, busca a otro. Haz todo con oración.

Cuando ya tengas tu padrino, reúnanse para hablar de lo que espera cada uno de esta relación. Hagan sus reglas. Por ejemplo, ¿cuánto tiempo puede brindarte el padrino? ¿Te hablará él, o tú tendrás que buscarlo? ¿Qué esperas de esta relación? ¿Qué espera él?

Algún día es posible que ya necesites otro padrino. Esta no es una relación permanente. Simplemente avisa a tu padrino actual que vas a tener otro. Agradécele el apoyo que te ha brindado. Es posible que tu padrino tenga que dejarte antes. Nunca tomes esto como rechazo. Es parte del proceso.

Nota a padrinos y ahijados: Ténganse paciencia y cariño. Oren el uno por el otro. Disfruten de la relación mientras dure y estén listos a seguir creciendo personalmente y en el servicio.